El salmo de aliento nos ayuda a sentir la presencia, amor y misericordia de Dios, en los momentos en los que más lo necesitamos. En las batallas más difíciles, es cuando más cerca de la palabra de Dios debemos estar.
La lectura de los salmos nos acercan a su voluntad y nos ayudan a entender lo que él busca de cada uno de nosotros. Los salmos de aliento nos dan confianza y ese respiro de alivio ante cualquier dificultad, es por ello necesario pedir con fe y entereza.
Salmo de Aliento. Foto por @canipel a través de Twenty20.
Salmo de Aliento – Salmo 145:18-19
El Señor está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad.
Cumple los deseos de sus fieles, escucha su clamor y los salva.
Los Salmos son libros que la biblia nos facilita para acercarnos a dios y a sus preceptos, nos dan alivio, paz y entendimiento. Recemos con fe estos salmos para que sea el aliento divino de Dios el que nos llene y nos ayude a salir de cualquier dificultad, porque ninguna tempestad es mayor si estamos tomados de su mano. ¿Estás listo para rezar estos salmos?
Salmos de Aliento para un Enfermo
Salmo 118:16-17
La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas.
No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor.
Salmo 62:6-7
Sólo él es mi roca salvadora, él es mi baluarte: nunca vacilaré.
Mi salvación y mi gloria están en Dios: él es mi Roca firme, en Dios está mi refugio.
Salmo 16:8-11
Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré.
Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro.
Porque no me entregarás la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.
Salmo 126:5-6
Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre canciones.
El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas.
Salmo 23:1-3
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas.
Y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Salmo 91:2
Di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte, mi Dios, en quien confío».
Salmo 34:17-18
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
Salmo 119:105-108
Tu palabra es una lámpara para mis pasos, y una luz en mi camino.
Hice un juramento –y lo sostengo– de cumplir tus justas decisiones.
Estoy muy afligido, Señor: vivifícame, conforme a tu palabra.
Acepta, Señor, las ofrendas de mis labios, y enséñame tus decisiones.
Orar cada día es importante, pero en aquellos momentos de tremenda angustia, no podemos olvidar que Dios siempre está con nosotros y escucha cada una de nuestras plegarias. Reza estos salmos de aliento, para pedir por la salud individual o de los seres amados. La humildad es una característica que Dios valora mucho, pide sin temor y con fe.
Salmo de Aliento y Ánimo
Salmo 9:9-10
El Señor es un baluarte para el oprimido, un baluarte en los momentos de peligro.
¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre, porque tú no abandonas a los que te buscan!
Salmo 121:7-8
El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tu vida.
Él te protegerá en la partida y el regreso, ahora y para siempre.
Salmo 121:1-2
Levanto mis ojos a las montañas: ¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
Salmo 27:3-4
Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza.
Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo.
Salmo 23:1-3
A ti, Señor, elevo mi alma.
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza; ¡que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí mis enemigos!
Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse.
Salmo 100:3-5
Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.
Salmo 16:7
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!
Salmo 19:7
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple.
Salmo 1:1-2
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos.
Sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
Salmo 34:8-9
Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!
Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los que lo temen.
Recordemos que el ánimo es parte de nuestros sentimiento, confiemos en el poder de la palabra de Dios, con los salmos de aliento y de ánimo vamos a tener la certeza de que hemos dejado todo en manos de Dios y pronto tendremos una respuesta y solución.
Salmo de Aliento y Fortaleza
Salmo 46:1-2
Dios es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros.
Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar.
Salmo 118:14
El Señor es mi fuerza y mi protección; él fue mi salvación.
Salmo 10:17
Tú, Señor, escuchas los deseos de los pobres, los reconfortas y les prestas atención.
Salmo 27:10-11
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me recibirá.
Indícame, Señor, tu camino y guíame por un sendero llano.
Salmo 9:1-4
Te doy gracias, Señor, de todo corazón y proclamaré todas tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo.
Cuando retrocedían mis enemigos, tropezaron y perecieron delante de ti.
Porque tú defendiste mi derecho y mi causa, sentándote en el trono como justo Juez.
Salmo 37:3-4
Confía en el Señor y practica el bien; habita en la tierra y vive tranquilo.
Que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón.
Salmo 51:10-11
Aparta tu vista de mis pecados y borra todas mis culpas.
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y renueva la firmeza de mi espíritu.
Salmo 111:10
El temor del Señor es el comienzo de la sabiduría: son prudentes los que lo practican. Su alabanza por siempre permanece.
Salmo 119:28-29
Mi alma llora de tristeza: consuélame con tu palabra.
Apártame del camino de la mentira, y dame la gracia de conocer tu ley.
Salmo 139:1-4
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso.
Te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares.
Antes que la palabra esté en mi lengua, tú, Señor, la conoces plenamente.
Con estos salmos de Aliento te rendirás ante el amor de Dios; pondrás tu camino desde la mañana hasta la noche en sus manos y te sentirás protegido ante cada paso y acción. Deja en los comentarios tu mensaje bíblico para pedir su amor y misericordia.